ESTILO DE VIDA:
¿Por qué se asocia el “teletrabajar en otro país” con “no trabajar”?
nómadas digitales: los grandes incomprendidos
Cuando escuchamos sobre alguien teletrabajando desde otro país (nómadas digitales), la imagen que suele surgir es la de playas paradisíacas, cocos y una vida sin preocupaciones.
Sin embargo, esta idea está lejos de la realidad: muchas veces las redes sociales muestran únicamente la parte más atractiva de esta experiencia, y es fácil pensar que quienes trabajan desde destinos lejanos viven en unas vacaciones permanentes, pero no es así.
Nuestro equipo es 100% remoto y esto nos ha permitido trabajar desde muchos lugares como Tailandia, Filipinas, Canarias, Francia, Alemania y Sud África, y desde nuestra experiencia sabemos lo que implica teletrabajar desde un sitio que no es tu espacio habitual. Aunque la decisión de vivir esta experiencia fue nuestra, y no la cambiaríamos, no significa que haya sido fácil. Detrás de las fotos de paisajes tropicales hay desafíos reales que suelen pasarse por alto y hacen que los nómadas digitales sean los grandes incomprendidos.
Estar en otro país no significa estar de vacaciones
El hecho de teletrabajar desde el extranjero no elimina las responsabilidades laborales. Mantener horarios, cumplir con proyectos y gestionar un negocio sigue siendo parte del día a día, y en lugares como Tailandia o Filipinas, las condiciones pueden hacer todo un poco más complicado. El WiFi no siempre funciona, el calor y la humedad son extremos, y los espacios de trabajo disponibles en alojamientos no siempre están pensados para largas jornadas laborales.
Detrás del coco: los retos invisibles del teletrabajo en el extranjero
Ser nómada digital en un país extranjero conlleva enfrentarse a obstáculos que no siempre se tienen en mente: diferencias horarias que alteran las rutinas, problemas tecnológicos que afectan la productividad, adaptación a la comida del lugar, y trámites como visados o la búsqueda de alojamiento que consumen tiempo y energía. Si tienes clientes en tu país de origen, como en nuestro caso España, las diferencias horarias añaden un reto extra. Esto significa adaptarte a reuniones fuera del horario laboral habitual, a menudo por la noche o incluso de madrugada, para cumplir con las expectativas de tus clientes.
estar lejos de casa puede afectar emocionalmente
Trabajar lejos de tu familia y amigos también implica un costo emocional. Te pierdes momentos importantes en los que te gustaría estar presente y vives con la incertidumbre de que algo pase en casa mientras estás al otro lado del mundo. La nostalgia y el sentimiento de soledad son aspectos que no siempre se ven, pero que pueden acompañan a quienes optan por este estilo de vida.
Elegir una vida diferente no la hace más fácil
La vida nómada es una elección, pero eso no significa que sea sencilla. Aunque decidamos trabajar desde un destino diferente, los desafíos del día a día están ahí y pasar el tiempo libre en una playa tropical en lugar de haciendo lo que haríamos en casa no debería invalidar el esfuerzo que hay detrás de cada jornada laboral. Cambia el contexto, pero no el compromiso ni la carga de trabajo.
Generalizar muestra poca empatía y total desconocimiento
Decirle a alguien “¡Qué vidorra, tu poco trabajas!” sin conocer su situación no solo es un prejuicio, sino que ignora los sacrificios que muchas personas hacen para vivir de esta manera y lo que mucho que quizá les ha costado conseguir tener este estilo de vida. Los nómadas digitales enfrentan retos tanto laborales como personales que rara vez se muestran en redes sociales. Juzgar sin empatía ni información demuestra un desconocimiento absoluto de lo que realmente implica este estilo de vida.
Más empatía, menos juicios
Es hora de cambiar la narrativa sobre el teletrabajo en otros países para que los nómadas digitales dejen de ser los grandes incomprendidos. Más allá de la imagen idílica que muchas veces proyectan las redes, ser nómada digital implica esfuerzo, compromiso y sacrificios. Si bien es una vida que muchos eligen, eso no la hace más fácil. Así que la próxima vez que veas una foto de alguien teletrabajando con un coco en la mano, recuerda que detrás de esa escena probablemente hay retos que no son visibles en pantalla.